jueves, 9 de febrero de 2012

Quieren justicia. Quieren vivir en paz.Quieren ir a Casa.

Ahora regresan a las calles, o más bien las carreteras montañosas de Oaxaca, las compañeras y compañeros expulsados a balazos del Municipio Autónomo de San Juan Copala el 27 de Septiembre de 2010. Después de 15 días de frustrantes y tramposas negociaciones, el gobierno de Gabino Cue se mostró indispuesto a cumplir su promesa de garantizar un retorno seguro a sus hogares. Así que los desplazados Triquis anunciaron una marcha-caravana de unos 130 kilómetros para el martes 7 de febrero desde Yucudaá hacia la Ciudad de Oaxaca para llevar al foro de la opinión pública sus demandas de justicia social.
Quieren ir a casa. Quieren justicia. Quieren vivir en paz.
La compañera Carmen reclama a varios funcionarios del gobierno de Gabino Cue en Yosoyuxi, Oaxaca, la noche del 4 de febrero: “Nosotros hemos soportado un año y medio en el plantón en la ciudad de Oaxaca. ¿Y ustedes que han hecho? No han hecho nada… ¿Y qué ha pasado con Antonio Cruz Pájaro? ¿Lo han agarrado? ¿Han encerrado a los asesinos? Ustedes en realidad han estado protegiendo a ellos…No hemos podido regresar a San Juan Copala. ¿Por qué tenemos esa necesidad de estar pasando esto? No tenemos la necesidad de estar pasando hambre, frío y estar fuera de nuestro pueblo, de nuestras casas, el lugar que nos pertenece… Pero no nos van a espantar o nos van a intimidar. Nosotros vamos a seguir. Vamos a entrar a San Juan Copala cueste lo que cueste. Aquí nadie va a decir que no. ¿Por qué? Porque nosotros tenemos esa obligación de entrar. ¿Por qué? Porque somos gente originaria de ahí… Nosotros lo que queremos es justicia y el regreso a San Juan Copala”.
Llegué en camión a la comunidad de Yosoyuxi, a 6 km de San Juan Copala, con una veintena de integrantes del Sector Obrero de La Otra Campaña, gente independiente y de medios libres y mujeres, niñas y niños Triquis del plantón del DF el jueves 2 de febrero. Nos tardamos un poco porque se nos ponchó una llanta cerca de Cuautla, pero logramos despertar a un señor a la 1:00 de la madrugada, quien amablemente nos puso una llanta de repuesto mientras algunos dormían o platicaban y otros aprovechamos para ver la puesta de una hermosa luna roja.
Algunos compañeros y compañeras habían participado en el previo intento de regresar a Copala, originalmente programado para el día 20 de enero e iniciado el 26 de enero. Después de una fuerte campaña mediática que criminalizaba a activistas solidarios como “gente de fuera que está incitando”, David Venegas fue detenido el 29 de enero por el crimen de solidarizarse, como un pretexto para entorpecer la entrada de los desplazados a San Juan Copala.
Llegamos en medio de más negociaciones con el gobierno en la Ciudad de Oaxaca sobre las medidas cautelares para garantizar un seguro retorno que esta vez sería gradual. Como no hay señal de internet en Yosoyuxi y se determinó que, no fue buena idea ir a otro pueblo para buscar noticias en vista de la situación tensa en la zona, pasamos dos días bloqueando la carretera, esperando información, platicando con la gente para conocer la situación mejor y comiendo ricos tamales, pozoles, y otros guisados bien picosos que nos ofrecieron las mujeres de la comunidad.
Yosoyuxi es hermosa –– una comunidad rodeada de montañas verdes, con abundante agua. Se ven milpas; huertas de frijol, tomate, chile y rábanos; y árboles frutales de naranjas, toronjas y plátanos. A veces lo que parece ser limón es toronja mientras lo que parece ser mandarina es otra fruta. Hasta cierto punto la economía es de auto-suficiencia, pero hay muchas carencias. Falta dinero para comprar las necesidades básicas. Hay luz eléctrica y agua potable en la comunidad, una escuela primaria y un centro de salud, pero el médico sólo llega una vez cada mes o cada dos meses. Dicen que muchas personas salen a otras ciudades a trabajar y hay mucha migración al norte del país y a Estados Unidos. Con suerte, un migrante puede enviar suficiente dinero para la construcción de una casa o la compra de un vehículo, pero si está capturado sin papeles y devuelto a casa, la familia entera queda endeudada hasta que se pague el coyotaje y otros préstamos.
El nombre de Timo se escucha con frecuencia. Durante años, Timoteo Alejandro Ramírez, era un fuerte impulsor del Municipio Autónomo de San Juan Copala y de proyectos de auto-gestión en Yosoyuxi. Fue asesinado a balazos y machetazos por paramilitares el 20 de mayo de 2010 junto con su esposa Cleriberta Castro, dejando a 10 huérfanos y un legado de resistencia.
Un total de 40 huérfanos son un producto de la represión contra los autónomos de Copala. Varios de ellos se encuentran entre los niños y niñas que dan vida a la comunidad de Yosoyuxi, la cual se ha vuelto un nuevo bastión para los desplazados después de que levantaron el plantón en los pasillos del Palacio de Gobierno en Oaxaca justo antes de Navidad. Corren, inventan juegos, ayudan con las varias tareas, y participan con alta energía en las protestas, como se nota en el siguiente video del 29 de enero: http://youtu.be/tyTqkOzjMFE
El viernes 3 de febrero los voceros actuales de los desplazados, Marcos Albino y Reyna Martínez, llegaron desde Oaxaca para compartir lo que había pasado en las últimas negociaciones. Cue había firmado un acuerdo que permitió a un grupo de 10 desplazadas entrar en San Juan Copala para platicar con gente que ahora viven ahí y inspeccionar sus casas, con la posibilidad de que 25 familias pudieran entrar ese mismo día, seguidas por grupos sucesivos de 25 cada día. En las pláticas en Yosoyuxi, se señaló una trampa en el acuerdo porque la decisión sobre el retorno estaría en manos de la gente que ahora controla Copala. Otros opinaron, que fue un avance que el gobernador hubiera firmado algo y que al tener gente viviendo en Copala, los desplazados no tendrían que depender de los procesos internacionales que tardan años en resolverse. Algunos se ilusionaron con la promesa de protección bajo las medidas cautelares, mientras otros eran más escépticos.
Un compañero que había vivido en Copala toda su vida y presenciaba la electrificación de la zona por Lázaro Cárdenas en los años ’60 nos contó su sueño de regresar a su hogar, poner una tienda y participar en proyectos para levantar la comunidad. Otros estaban haciendo sus maletas.
A las 9 de la mañana el sábado 4 de febrero, un grupo de 9 mujeres y 1 hombre esperaban los vehículos del gobierno que los llevaría a San Juan Copala. Un centenar de personas de la comunidad, junto con “los solidarios”, quienes teníamos prohibida la entrada, esperábamos en la carretera. Los vehículos llegaron a las 9:45 y se suponía que el encuentro empezaría a las 10:00 am en la Presidencia Municipal, también conocida como “la Agencia”.
El Sol se estaba poniendo cuando las mujeres y Marcos regresaron a la carretera. Las esperanzas se desvanecieron tan pronto que las mujeres empezaron a contar lo que había pasado. La supuesta asamblea fue presidida por Antonio Cruz Merino, hijo de Antonio Cruz García, alias “Toño Pájaro”, el jefe de Ubisort responsable por la expulsión bajo fuego de los autónomos de San Juan Copala entre otros delitos; Alberta Martínez de Jesús, la esposa de Julio Cesar Martínez Morales, autor directo de la muerte de Jyri Jaakkola y Beatriz Cariño; y Belén Cruz Merino, hija de Antonio Cruz García, entre otros paramilitares de Ubisort. Más de 200 personas participaron en la Asamblea, la gran mayoría de las cuales ni siquiera eran de San Juan Copala, sino que fueron acarreados por el MULT desde las comunidades de Rastrojo, Ladera, Coyuchi, Río Metates y Ojo de Agua, entre otras.
Una compañera comentó: “Yo sembré un naranjal antes de que nos corrieron de Copala hace un año y medio. Hoy vi que da fruto pero no es para nosotros, sino para los que ahora controlan la comunidad. Me siento muy triste”.
Otra compañera dijo: “Iban por nuestros voceros. Primero acusaron a Marcos de llevar una pistola. Le dijimos, ‘Marcos vete ahí para que te revisen’: Cuando se quitó el saco se mostró que sólo llevaba su radio y una cámara. También iban por Reyna. La acusan de matar a Anastasio [el violento pistolero de UBISORT, Anastasio Juárez] en julio del 2010 y dicen que ella no puede regresar a Copala”.
Otra dijo: “Nosotros exigimos que agarren a Toño Pájaro. Mientras él anda suelto no podremos entrar a Copala con seguridad. Pero ellos exigen amnistía para todos los asesinos paramilitares antes de aceptar que regresemos a casa.
Y otra remató: “El pinche gobierno quiere los votos de MULT porque ellos son muchos y nosotros somos pocos”.
Durante varias horas, unas cien personas se aglomeraron alrededor de un pequeño televisor para ver un video de toda la “asamblea”.
El domingo 5 de febrero se celebro una asamblea en la que se decidió responder inmediatamente a la colusión del gobierno de Gabino Cue con los paramilitares que ahora controlan a Copala con una larga marcha-caravana desde la desviación Yukudaá en la carretera Huajuapan-Tlaxiaco hasta la Ciudad de Oaxaca.
La compañera Ernestina explicó lo que pasó en San Juan Copala:
“Cuando llegamos hubo más de doscientos personas, la mayoría mujeres, ahí en el corredor de la Agencia. Tal vez quince eran de ahí de San Juan Copala y los demás los habían llevado de otros pueblos. No sabían nada del problema que tuvimos ahí.
Los que mandaban eran mujeres de Ubisort, las parientes del asesino Toño Pájaro, y también su hijo.
El gobierno había firmado un acuerdo que dijo que 25 familias podrían entrar a partir de hoy, y luego otros grupos de 25. Somos 110 familias desplazadas. Pero los que mandan ahí no respetaron el acuerdo y el gobierno no hizo nada. Dijeron, “No, ustedes no pueden entrar así en este pueblo”. ¿Quiénes eran ellos para darnos permiso a entrar en nuestras propias casas?
Luego fueron directamente contra Reyna. Dijo la mujer del asesino Julio César: “A ti Reyna, no te queremos ver aquí porque nos hiciste mucho daño. Ni siquiera queremos ver tu cara”.
Dijeron que los demás de nosotros podíamos regresar pero solo dos familias cada quince días. No aceptamos esto porque sería demasiado peligroso. Bien sabemos quienes son ellos y qué nos hicieron antes. A las compañeras, los compañeros, los niños y los abuelos nos corrieron a balazos. A mí las mujeres de Ubisort me intentaron matar en mi propia casa. No pudimos salir tantito a la calle porque nos tiraron como si fuéramos maíz, como si fuéramos frijoles. Gracias a Dios, estamos bien, pero a otros compañeros los mataron o los hirieron, a otras compañeras las violaron.
Pero dijeron que no hicieron eso, sino que nosotros somos las personas que han hecho maldad a ellos. Luego dice Antonio Cruz Merino, “Hermanos, hermanas, por favor. No tiene caso que ustedes no nos tengan confianza porque no les vamos a hacer nada. Lo que pasó, pasó. Pero ahora vamos adelante. Vamos a firmar la paz”. Pero sabemos que todo lo que dice es falso.
No nos dejaron entrar en nuestras casas. También dijeron que no podíamos entrar en la iglesia pero por fin entramos. También entramos en la primaria. Es muy triste porque está muy mal tratada. El pueblo entero está muy descuidado, no como antes.
Por fin dijeron que cinco familias podrían entrar cada semana, pero no firmamos nada. No dijimos que sí, ni que no, sino que tuvimos que consultar con nuestra gente. Ahora tomamos la decisión de ir caminando a Oaxaca y es lo que vamos a hacer.
No me han metido miedo. Al contrario, nos hablan con insultos y amenazas porque nos tienen miedo. ¿Por qué? Porque ya levantamos voz. Ya abrimos los ojos. Ya no somos las mismas de antes”.
Carolina S. Romero

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