viernes, 30 de septiembre de 2011

A las mujeres, legendarias guerreras del MASJC...

 

Legendarias guerreras ancestrales
de sus vidas que han quedado ensombrecidas,
… buscan la libertad con gran ternura
recorriendo esas montañas misteriosas.
Su caminar tiene firmeza añeja
llena de amargos desencantos y pesares;
su bandera es la justicia solariega,
y su escudo es vivir con dignidad.
Buscan un horizonte tranquilo y muy lejano,
que mitigue sus penas
y aplaque sus angustias;
el hambre y sed eternas…
que el viento se las lleve,
y esa hermosa sonrisa
brille al amanecer;
que la alegría ilumine sus corazones hartos
de tantos desengaños y miseria perennes.
Al cruzar por los montes
luminosas y airadas,
parecen mariposas
que alegran el paisaje.
Sus pasos por el mundo
estremecen la tierra,
con ese andar descalzo:
místico y ancestral.
Hay en su andar alegre
un dejo de tristeza,
y grandes esperanzas
de renovar su pueblo.
Visten muy orgullosas
su huipil bordado,
que da fuerza a su imagen
como un dios al nacer.
Su huipil es el símbolo
de San Juan Copala,
y el sol es su sustento
para vivir mañana.
Cuando atardece el día,
sus gritos se agigantan
y a todo le dan vida:
retumban en los montes
y llegan a ciudades;
los repite la gente
que va por avenidas;
se escuchan como un eco
en marchas y en plantones.
Esos gritos son sombras
de un pueblo que se asfixia:
liberan el dolor, y muestran la injusticia.
Por ello esas mujeres
piden con fuerza al mundo:
¡que la justicia alumbre
sus pasos por la vida,
y que lleguen volando
la libertad y la paz !
Erasmo Nava Espíritu

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